Materiales: Madera, plástico y otros materiales
Medidas: 40 cm por 40 cm por 17 cm
Año: 2023
La guerra, cuentos casi de nuestros padres y abuelos, esa que estaba guardada en libros y que solo conocíamos por películas volvió a ser real y titular de la prensa y la televisión para algunos, pero desespero y sufrimiento para otros. Es el regreso a la historia humana marcada por destinos manifiestos, hombres imbuidos de sueños, pueblos incentivados a sentir su felicidad en centímetros de tierra y luchas con la historia nunca aceptada del pasado. Seguimos las peripecias de esta guerra al minuto y calculamos la suma diaria de muertes, desplazados, metros de tierras en disputa y bombardeos continuos de casas, comercios, edificios o centrales de luz, agua y comida. Desde aquí la sentimos a kilómetros de kilómetros de distancia. Pero está aquí también, es real y nos retrotrae a otros tiempos de otras locuras humanas que pensábamos enterradas. Su olor a pólvora destroza vidas y contamina sociedades. Crea nuevos futuros probando armas mientras forja nuevas alianzas y entierra sueños, familias enteras y tradiciones. Niños y mujeres huyendo hacia el vacío del desgarro, presos y asesinos cambiando libertad por sangre, huidas entre las fronteras buscando la vida propia y ciudades sepultadas por las bombas, como resultado de otro nuevo sueño descabellado de tierras prometidas y destinos manifiestos. No es nunca solo una guerra y buscar cambiar alguna historia inconclusa, sino la puerta a la dimensión conocida de los odios, las tragedias y sus venganzas, y los juicios interminables de la historia. Mientras tanto, millones de millones gastados en destrucción, tierras regadas de sangre que guardan minas escondidas, poblaciones diezmadas y pueblos destruidos y abandonados, por algunos milímetros del mapamundi. Con ellos quedarán cuerpos enterrados, familias desgarradas y manos llorando desgracias. Todo por el deseo de una nueva alambrada con una bandera cambiada de lugar.