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Materiales: Madera, metal, plástico y otros materiales
Medidas: 56 cm por 64 cm por 20 cm
Año:2022

Gracias al trabajo nos realizamos y nos reafirmamos como humanos, aunque  también nos enajenamos y perdemos nuestra razón de ser. Ella es la causa de la tensión permanente en el trabajo. Es la maquinización del mundo que avanza y también en nosotros mismos. El Taylorismo no está allá afuera en la vida real, sino  dentro en nosotros mismos, en nuestro deseo de superar a las máquinas y ser más eficientes y que nos maquiniza y nos vuelve “robot”. Sumamos los pasos, medimos los tiempos que faltan o recorrimos, calculamos las distancias, buscamos más eficiencia, prevemos futuros y mientras tanto soñamos deseamos  un mejor cuerpo que nos permita hacer más cosas y en menos tiempo. El deseo de la eficiencia está en nosotros mismos, en nuestros genes, en la búsqueda de ahorrar energía o tiempo, de vivir más o de conseguir poder llegar más rápido al logro de nuestras metas. En el sueño de la línea recta, nos vamos volviendo máquinas y robots buscando la eficiencia, mientras también nuestro propio entorno lo buscamos  automatizar y mecanizar. La naturaleza va quedando lejos y habitamos un nuevo mundo, y nosotros mismos somos posthumanos. ¿Cuántas veces soñamos con más brazos, manos y pies, para tener más estabilidad o para poder alcanzar más objetos a la vez y que no se nos caigan? Pero como máquinas también consumimos más energía, necesitamos más reparaciones, y al tiempo dependemos de otros un poco más, incluidos quienes manejan nuestros marcapasos u accesorios. Somos máquinas de trabajo de médicos o mecánicos. Esclavos del tiempo y deseosos de más y mejores momentos en nuestro corto tiempo en esta tierra. Nos van implantando piezas y herramientas, válvulas, bypass, marcapasos o dientes, stent, transfusiones o clavos, e irrumpe tenemos la tentación de más brazos y piernas. ¿Seremos un día una máquina más potente? En 1921, Capek acuñó la palabra “Robot”, a partir de la palabra checa “Robota” que significa servidumbre o trabajo forzado. Es el deseo de ser mejores, la búsqueda desenfrenada de la realización, del  querer más. Allí, en ese objetivo tan humano y loable, tan realista y necesario, tan simple y normal para superarnos, cruzando la línea de nuestras mejores capacidades y demostraciones está, no la línea final de mejores competencias y capacidades, llegamos al encuentro con la máquina, con el yo robot, con el que dejamos de ser lo humano y débil que realmente somos.

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